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Una nueva manera de pensar: empresarismo puertorriqueño

Abram Fuentes 17/02/2016 Opinión
empresarismo

17 de febrero de 2016

Abram Fuentes

“Borínquen… donde comencé a soñar… hogar que dio vida a mis amores, al recibir tus olores siento el alma en lo hondo.”

-Lola Rodriguez de Tió

Este hermoso país llamado Puerto Rico, se lucra de hermosos paisajes y diestros comerciantes, que a su vez son luchadores de nuestra libertad económica y social. Pero nuestra realidad es que quién se lucra de nosotros son nuestros colonizadores. Esto es gracias al consumo continuo de productos extranjeros, obviando a los productos de los(as) agricultores borincanos y al comerciante que le otorga esperanza a su producto o servicio para “echar pa’ lante”. Recuerdo que un día que me encontraba comprando en uno de los supermercados del país, una de las empleadas me informó que nosotros importamos casi un 90% de los productos que consumimos. Por lo tanto, pagamos más por comer comida que no es cosechada aquí.

Menciono esto con todo el propósito de criticar el consumo de productos importados y cultivados en el extranjero, ya que al obviar el consumo de productos locales nos afectamos a nosotros mismos. Consumir localmente tiene beneficios tanto para los ciudadanos de nuestro país, como para los empresarios puertorriqueños. De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad del Estado de Pennsylvania, el efecto multiplicador creado al gastar el dinero localmente genera un impacto duradero en la prosperidad de los residentes locales y en la comunidad cercana. (fuente: )  En otras palabras, al consumir localmente se aumentamos la prosperidad tanto del vendedor (empresario) como del consumidor (residente). Esta parte nos genera una comprensión breve de como el consumo local nos puede beneficiar.

De la misma forma, un estudio realizado en Puerto Rico por Rivera Cruz y Lopez Palau en el 2011 menciona que los empresarios son vistos desde dos ópticas: como personas positivas (luchadoras, orientadas al logro, trabajadoras, cumplidoras, competentes y exitosas) y como personas negativas (que mienten al público, evaden impuestos, manipulan a los consumidores, y solo buscan el lucro). Una parte interesante que mencionan las autoras de esta investigación es que las repercusiones negativas de los emprendedores no solo tuvieron implicaciones para las personas involucradas en el negocio, sino que también repercuten en la posibilidad de que futuras generaciones consideren emprender sus propios negocios. En arroz con habichuelas, una de las razones para no emprender (o desarrollar tu propio negocio) podría deberse a que los que ya tienen negocios han creado una imagen negativa de ellos(as) mismos(as) al no pagar impuestos, al manipular a los consumidores o al realizar comportamientos antiéticos a nivel organizacional.

Aunque debo reconocer que las recomendaciones realizadas por Rivera y Lopez de fomentar la ética y la cultura saludable en las empresas, me parece que el estudio sirve como un representativo cultural que va más allá de la administración de empresas. Me atrevería a mencionar que más allá de la creación de empresas o la búsqueda de un desarrollo económico nacional, nos afectan otros factores relacionados a nuestra identificación nacional, la falta de oportunidades y en ocasiones, la falta de iniciativas.

En cierto sentido la crisis económica ha tenido un efecto devastador en el crecimiento y desarrollo profesional de muchos jóvenes puertorriqueños. Sin embargo, muchas de las limitaciones son auto-impuestas o creadas por percepciones erróneas aumentadas por el buzz de las redes sociales. Entonces, en vez de luchar por aquello que realmente queremos lograr, luchamos por querer ser escuchados o por querer ser reconocidos por nuestros logros. Esto no significa que la generación Millennial es una generación ni ni o que decidió dejar los estudios y su trabajo. Sino que, hasta cierto punto la adquisición de bienes, propiedades, ingresos y calidad de vida se han cuasi-imposibilitado a la edad que se espera obtenerlos, siendo esta edad la recomendada por nuestros padres o la sociedad. Esto no significa que no lo logremos a largo plazo, sino que a corto plazo se va deteniendo un poco el proceso hasta poder alcanzar una estabilidad económica en sus vidas o rendirse en el camino.

Por otro lado, se encuentran los famosos préstamos estudiantiles. Aquellos(as) que decidimos encaminarnos en una carrera profesional a nivel graduado, con la esperanza de conseguir un mejor trabajo, nos hemos encadenado a la paga eterna de los préstamos estudiantiles. De hecho, en los Estados Unidos ocurre exactamente lo mismo que en Puerto Rico: muchos(as) estudiantes terminan sus carreras (ya sean bachilleratos, maestrías o doctorados) y no consiguen trabajo. Esto les trae problemas en el repago de los préstamos que tomaron para estudiar, limitaciones en la adquisición de métodos de transportación (reconociendo la ausencia de Uber en Puerto Rico), falta de oferta de empleos profesionales y fomenta que muchos se queden conviviendo con sus padres sin poder independizarse.

Esto lo evidencia un artículo publicado por Business Insider en donde se menciona que aproximadamente 5.3 millones de personas que alquilan viviendas están interesados en comprar, pero solamente un 3% puede lograrlo. Este famoso 3% representa a la generación Millennial que ha tenido suerte al “nacer en una cuna de oro” como decimos en buen puertorriqueño. Muchos de ellos han tenido el apoyo económico de sus padres, no solamente en el pago de su educación, sino que también en los pagos iniciales de las hipotecas. Y aunque seguimos siendo unos pocos los que vivimos alquilado, a la hora de querer comprar una propiedad nos topamos con los mil y un requisitos de la banca hipotecaria.

Entonces, ¿Cómo nos desarrollamos dentro de este entorno crítico en múltiples niveles? ¿Qué podemos hacer para superarnos aun cuando las leyes nos limitan el desarrollo de nuestros propios negocios? ¿Por qué queremos quedarnos en nuestro país cuando existen otras oportunidades en el extranjero?

Aunque muchas de estas preguntas podrían ser utilizadas para ser investigadas a mayor profundidad, pienso que la respuesta realmente se encuentra en el potencial individual de cada puertorriqueño. Entiendo que, bajo mis expectativas y manera de pensar, muchos tenemos la capacidad cognoscitiva (o mental) para emprender en nuestros propios negocios y aun más para ser exitosos. Empresas como Brands of Puerto Rico, Double Cake, Nam Pla, Yamburger, Vaca Negra, entre muchísimos otros han demostrado que realmente tenemos la capacidad de sobrepasar los límites que ha establecido nuestra sociedad. Las personas que han apostado por su propio negocio, y han salido exitosos, merecen no solamente nuestro apoyo económico, sino que también nuestro apoyo social. Y con esto me refiero a que se debe fomentar el consumo local como parte de una costumbre cotidiana. Así que, en vez de ir a un centro comercial, enrédate en los PYMES y demuestra que realmente te importa apoyar al comerciante puertorriqueño. Fomenta el auto-empleo, siempre ofreciendo un servicio de calidad y ten en cuenta que muchos pasan por los mismos retos antes de tener éxito, y en ocasiones cuando nos caemos es que nos podemos levantar con más fuerzas y poder triunfar.

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About The Author

Abram Fuentes es profesor y provee servicios de consultoría a pequeños y medianos negocios. Pueden leer más en su blog http://lamuertedelbuho.blogspot.com/