Thursday, March 28, 2024
¿¡En Serio!?

Mi experiencia culinaria en Los Angeles

Alejandro Diaz 08/06/2015 Opinión
Kogi BBQ

8 de junio de 2015
Alejandro Díaz

Esta no es mi primera visita a la ciudad de Los Ángeles, pero sí es la primera vez que en vez de buscar parques y landmarks de películas, vine en búsqueda de comida. Mi experiencia culinaria me llevó a Corea, El Salvador, Filipinas, Méjico y una ATH de cupcakes. ¡Sí! Una fucking ATH de cupcakes ¡BOOM¡ (Mic Drop). La ciudad de Los Ángeles es poblada por mejicanos, centroamericanos, asiáticos (incluyendo el medio oriente) y personas de todos los 50 estados. A pesar que en su mayoría viven segregados, esto no ha sucedido en las artes culinarias. El racismo palpable que afecta la ciudad no pudo influir en su cultura culinaria. El famoso “Melting Pot” que venden los políticos sólo existe en las cocinas y en los platos espectaculares que sirven.

Esta ciudad está perfectamente localizada en el centro de las vías migratorias de las mejores culturas gastronómicas del mundo y recibe influencias de China, Tailandia, Japón, Corea y Vietnam. A esto se le suman las cocinas mejicanas, salvadoreñas, guatemaltecas y nicaragüenses. Y, esto no se queda aquí, imagínense las fusiones que han sido creadas en otros estados influenciados por Europa y África sumándose a las comidas tradicionales asiáticas y centroamericanas. El resultado de esto son huevos rancheros con hashbrowns, tacos coreanos en plantillas de maíz, papas fritas gratinadas con queso parmesano y todo tipo de hamburger imaginable.

También en la ciudad impera una cultura de sólo servir productos locales y orgánicos. Cultura que, incluso, está presente en las cadenas de comidas rápidas como Five Guys, Chipotle e In & Out. Otro ejemplo es The Counter, donde sirven uno de los mejores hamburgers que he probado en mi vida. La carne proviene de vacas alimentadas con grama y a las cuales no se les inyectan antibióticos y viven en un ambiente saludable.

Lo mejor de todo es que en una ciudad tan desorganizada, al igual que Puerto Rico, esta comida es extremadamente fácil de conseguir. Los food trucks son la orden del día y se pueden encontrar en diferentes parques o en las aceras de las grandes avenidas. Muchos de estos han expandido y ahora tienen restaurantes y múltiples tiendas.  Por ejemplo, Komodo, un restaurante cuya creatividad y dedicación a los ingredientes es impresionante. Komodo prepara tacos, burritos y bowls de arroz fusionando diferentes estilos asiáticos. Aquí probé cinco tacos:

  • Komodo 2.0: Sirloin Steak, jalapeño aioli y enslada de maíz y habichuelas negras.
  • Fish N’ Grapes: Bacalao empanado, uvas frescas, almendras y ensalada de sour cream.
  • Blazin’ Shrimp: Camarones a la Singapur, ensalada de sour cream y cilantro.
  • MP3: Sirloin Steak, huevo frito, tator tots, aioli de ajo y cilantro.
  • Asian Marinated Chicken: Pollo marinado, arroz con jalapeño, cebollines, chinas mandarinas, sesame seeds y un glaseado de salsa soya dulce.

Creo que se describen por si solos. Los cinco son espectaculares pero a pesar de esto no fueron lo mejor de mi visita a este local. Hace unas semanas atrás declaré (a la nada como si a alguien le importara) que las papas fritas de El Ñaqui eran las mejores que había probado. Las papas fritas de Komodo le quitaron el título. Se llaman Truffle Parmesan Fries. Son papas fritas empanadas y rociadas con queso parmesano tan pronto salen de la freidora y son más crujientes que las de El Ñaqui, algo que no pensaba podía existir. El queso parmesano está tan derretido que tiene la consistencia de un aioli.

Uno de los sitio que más me impresionó fue el Central Market de Downtown Los Ángeles. Imagínense la Plaza del Mercado de Río Piedras, pero remuevan todos los negocios y añadan poco a poco un kiosco de sushi, seguido por una panadería artesanal. Al otro lado del pasillo se encuentra una carnicería con sillas estilo dinner donde te cocinan el corte de preferencia. En el próximo pasillo puedes ordenar una pizza cocinada en un horno de leña y al lado puedes ordenar diferentes tipos de salchichas alemanas y cervezas de este país. Esta plaza es el hogar de una docena de negocios quienes compiten por las miles de personas que lo visitan a diario. No tuve la oportunidad de probar la comida ya que fui justo después de comer un plato de carne guisada, arroz con vegetales, refrito y tortillas en la Cazuela, un restaurante salvadoreño/ mejicano.

Como mencioné anteriormente, los food trucks están como los gremlins en Los Ángeles. Tuve la oportunidad de visitar Venice Beach durante un festival de food trucks en donde habían camiones de mantecado, cupcakes, sushi, hamburguers, hot dogs y todo tipo de fusión. Aquí probé Kogi BBQ en donde se especializan en comida coreana fusionada con californiana moderna (una forma bullshitera de decir mejicana echa por gringos). En este truck, el más lleno de todos, probé los gloriosos tacos de spicy pork y los de short rib. Vi el cielo con el primer bocado. Los tacos de plantilla de maíz estaban rellenos de carne jugosa y lechuga. Nada más era necesario.

Por último quiero contarles de mi experiencia en Blue Jam Cafe. En este brunch pedí como aperitivo Crispy French Toast. El empanado está hecho con hojuelas de maíz. Pero, como plato principal ordene los huevos rancheros, plato que cuando llegó a la mesa tuve que pausar y suspirar un segundo para poder perecear lo que había sido puesto ante mí. Huevos revueltos decorados por encima con habichuelas negras, maíz, pico de gallo, sour cream y aguacate. Cuando picabas el revoltillo encontrabas que por debajo habían más de estos ingredientes sobre una tortilla frita, cosa que me hizo detenerme a pensar otra vez. Y como si fuera poco hash browns y tocineta por el lado. Definitivamente una de las comidas más épicas que he tenido,

Visite muchos sitios más pero para esto necesitaría 1,000 palabras más. Lo principal que aprendí es que a pesar de lo espectacular que fue la comida, Puerto Rico no tiene nada que envidiar a esta ciudad. La creatividad y el talento de nuestra pequeña isla está al mismo nivel de la de una de las principales metrópolis del mundo. Cada vez que tomaba un bocado de un plato le comentaba a mi hermano y su esposa sobre a cuál truck o restaurante de Puerto Rico me recordaba. Comenzaba a planificar el tour que les daría cuando ellos regresen de visita a Puerto Rico. Una isla cuya escena culinaria es muy diferente a la que ellos recuerdan cuando partieron hace 10 años.

No me cabe duda que en Puerto Rico existe el talento y las ganas de seguir esta revolución pero se necesita la cooperación del gobierno. El sistema de permisos arcaicos, complejo y torpe tiene que ser destrozado y construido desde cero. Algo que por alguna razón ha sido imposible. Ni el sobrino de Ronald Reagan, Luis Fortuño, pudo cambiar este sistema. Necesitamos que estos emprendedores puedan hacer negocios ya. Crean trabajos, crean ingresos para el gobierno y crean comida que nos volará las mentes tan pronto tengan la oportunidad. Esto no es sólo una revolución culinaria, es una revolución cultural en donde la gente está tomando control de sus propios destinos. Y tomando control están llenando nuestros estómagos de comida gloriosa y triunfadora. En esta crisis que vivimos me parece absurdo que no se declare una moratoria a este sistema y solo se exija el certificado de hacienda, patente y salud. ¡Pal carajo los bomberos! ¡Yo quiero comer!

#YoQuieroComer

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About The Author

Alejandro Díaz es un sports geek, amante de Star Wars obsesionado con la televisión. Le gusta el pop, rock, reaggae, salsa, ska y cuando nadie está mirando escucha un poco de bachata, merengue y reggeaton. A pesar de ser malo en los deportes es un campeón en Cranium y Life. Síguelo en Twitter @AlejoDiazRivera