7 de agosto de 2015
Alejandro Díaz
Si no sabes quién es Carla Cortijo este es el momento que deberías saber. La jugadora de nuestra selección nacional de baloncesto se encaminaba a cumplir su sueño de jugar en la WNBA, pero como pasa muy a menudo, un grupo de hombres viejos troncharon este.
Los directivos de la Federación decidieron que el que Carla no participara en el pre-olímpico no era negociable y no soltaron los derechos sobre ella. Para poner esto en perspectiva, el equipo masculino que fue al panamericano no contó con algunos jugadores porque estaban participando en la final del BSN. A esto sumenle que le ruegan a Ricky Sánchez que vuelva a la selección mientras este se prepará para participar en la liga española.
Un grupo de hombres viejos han tomado posesión sobre la vida de una joven cuyo sueño, uno casi imposible, se cumplió. Una joven que ha representado su país con orgullo en múltiples ocasiones. Su sueño es casi imposible ya que el deporte femenino no se respeta a nivel profesional. Y si no se respeta a nivel mundial imagínense en Puerto Rico. Las mujeres luego del nivel universitario no tienen dónde jugar y cultivar una carrera profesional. Sin hablar de las probables mofas que sufrieron en escuela superior. La cantidad de veces que le dijeron bucha sólo por jugar un deporte en ligas y departamentos que reciben una fracción de los fondos que reciben su contra partes masculino.
A pesar de todo esto, Carla logró lo imposible. Logró llegar a una de las pocas ligas profesionales femeninas del mundo estable donde solo hay dos o tres centenas de puestos disponibles. Y no lo tuvo que hacer en Europa o China, encontró un boleto dorado a unas pocas horas de Puerto Rico.
El argumento de los dinosaurios de la Federación es que la selección va primero. La falta de visión es increíble. Las gríngolas que tienen puestas desde el Olimpo no les permiten ver que lo que es mejor para Puerto Rico y el baloncesto es que Carla vaya a la WNBA. Ella es ejemplo vivo de que los sueños, con mucho trabajo y esfuerzo, se pueden hacer realidad. La inspiración que ella será para las jóvenes que están en escuela superior, a las que les dicen bucha y se mofan porque el deporte no es para nenas, vale más que un pre olímpico. El futuro del baloncesto femenino está en juego y parece que no va a terminar bien.
