Bright
Dirigida por David Ayer
Imagínate un mundo en el que hace 2,000 años ocurrió una guerra entre los orcos y, aparentemente, los elfos y los humanos. Digo aparentemente porque la explicación de lo que ocurrió no es muy exhaustiva. Los orcos perdieron la guerra y ahora nos encontramos en Los Angeles del presente donde hay una clara división de clases *guiñá guiñá*. O sea, la sutileza no es el fuerte de esta película. Los policías humanos odian que en su unidad está el primer orco policía *guiñá guiñá*. Will Smith interpreta el papel de Daryl Ward, el policía que le tocó la mala suerte de ser el compañero de Nick Jakoby, interpretado por Joel Edgerton (aunque realmente no importa ya que está bajo un montón de maquillaje a-la Killer Croc). Estos tienen que manejar los prejuicios de sus compañeros y de la humanidad, dos grupos de extremistas, las gangas de las calles de Los Angeles y la magia, que casi ha desaparecido y todos la quieren para ellos.
Dirigida por David Ayer (Fury, Suicide Squad) y financiada (al tono de $90 millones) por Netflix, este filme es como una mezcla entre Lord of the Rings y End of Watch, excepto por el hecho de que no le hace justicia a ninguna de las dos. El filme tiene varios problemas esenciales que hacen que se quede corto: 1) el libreto es un desastre (aparentemente el escritor original, Max Landis, se distanció de este luego de que Ayer rescribiera el libreto); 2) aunque quiere ser relevante y de actualidad, llega un momento que nada importa y lo que de verdad importa son las explosiones y la acción; y 3) la acción es toda a oscuras y sin mucho estilo.
“Fairy lives don’t matter today.” es una cita directa de la película, justo antes de que Will Smith le da con un bate a una hada. Ahora bien, no voy a decir que este filme es el peor que he visto en mi vida o en el año, aunque está en contención, porque el concepto en general es atractivo. ¿Una película en el género de fantasía urbana con el director de Fury que intenta hacer comentarios sociales sobre la policía y el racismo? Suena interesante. La ejecución es donde se pierde este filme. Los $90 millones se fueron para pagarle a un reparto bastante bueno (Will Smith, Joel Edgerton y Noomi Rapace, principalmente) y los efectos especiales y disfraces que van de lo malo a lo relativamente ok.
Las actuaciones dejan mucho que desear. Will Smith parece estar en “cruise control” y no hace mas que actuar como cualquier otro personaje de Will Smith. Daryl Ward, Steven Hiller y Mike Lowery son, prácticamente, intercambiables. El orco de Edgerton es el personaje mas interesante. Pasa por un arco real. Lucy Fry interpreta a Tikka, una ‘bright’ (ni voy a intentar explicarlo) que también era parte de un culto hacia un maestro que fue destruido… o algo así, pero se arrepiente. Las razones son vagas y nunca sabemos mucho de este personaje. Lo mismo pasa con la villano principal, Leilah. Nada de historia para poder entender las motivaciones de nadie excepto por los dos personajes principales.
La película trata de hacer varias cosas y todas se quedan a medias. Crea un mundo interesante, pero nos deja a mitad en cuanto a la historia de este mundo alternativo. Quiere tratar de hacer comentarios sobre la situación social en los Estados Unidos, pero lo hace de manera tan superficial y luego se le olvida por completo. Aún con todo lo anterior, entiendo porque el público ha reaccionado de manera positiva a este filme. Como dije anteriormente, es un concepto interesante y muy poco explorado. Además, es refrescante que un estudio se arriesge con un concepto original y no una adaptación mas o otra secuela sin sentido.
Al final, lo que queda es una historia policiaca sin suficiente profundidad y una historia de fantasía con un tremendo concepto pero con un mundo que se quedó a mitad.