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Breaking Orange

Alejandro Diaz 25/06/2015 TV
Orange is the new black

25 de julio 2015
Alejandro Díaz

Admito que me tomó tiempo querer a Orange is the New Black. Fui fanático de Weeds desde el primer episodio y tan pronto supe que Jenji Kohan preparaba un nuevo programa para Netflix mis expectativas eran muy altas. La primera temporada me costó trabajo verla. Inclusive, paré por un tiempo y no es hasta que llegó la segunda temporada, con muy buenos reviews, que decido ponerme al día y qué bueno que lo hice.

Son muchas las series que tienen este problema. Breaking Bad y Parks and Recreation no comenzaron con el pie derecho pero valió la pena mantenerse con ellas. En la era de los millennials, donde la atención es una moneda de poca circulación, son bien pocas las series que sobreviven tropiezos al principio, algo totalmente injusto. Encontrar la verdadera voz de un programa toma tiempo y los escritores ahora no se pueden dar el lujo de conceptualizar historias más largas de una temporada ya que no saben si las serie sobrevivirá.
En el principio, Orange is the New Black se enfocaba en la historia de Piper, una joven criada con vajilla de plata, pero en su etapa rebelde y de exploración sexual participó en una red de tráfico de drogas. La serie utiliza los flashbacks para contar cómo Piper comete los crímenes mientras en el presente se adapta a la vida carcelaria en el sistema federal y cómo su matrimonio se comienza a descomponer. Rara son las veces que el programa se enfoca en el resto de la población de la prisión.
A diferencia de Entourage que empeoró mientras Turtle rebajaba, Orange mejoró cada vez que el programa se distanciaba de la historia de Piper. Y no tan solo mejoró el programa, al no enfocarse tanto en ella su propia historia mejoró. Piper, y muchas de las damas en la prisión, se han transformado de ingenuas a criminales. Durante los flashback de la tercera temporada vemos como la mayoría de las reas están encarceladas por crímenes no violentos y es Litchfield (la prisión) la que las convierte en criminales. Es el sistema punitivo federal el que les está quitando toda oportunidad de reintegrarse a la sociedad como ciudadanos de provecho. En vez de ser rehabilitadas, el sistema las está aislando del mundo y en vez de aprender a vivir en comunidad les enseña que para sobrevivir no puedes confiar en nadie (#TrustNoBitch).
Me he encariñado de todas las prisioneras en Litchfield y como, de igual forma que otras series contemporáneas han hecho, el establishment y el gobierno son el malo de la película. No es muy común que se cuente la historia de las personas dentro de la cárcel. Shawshank Redemption, Green Mile y Oz son pocos ejemplos y como pueden ver son cárceles de varones. Estoy sumamente contento con el mensaje que está llevando Orange is the New Black y espero que siga contando la historia de los injusto que es el sistema y continúe iluminando al público del verdadero problema.

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About The Author

Alejandro Díaz es un sports geek, amante de Star Wars obsesionado con la televisión. Le gusta el pop, rock, reaggae, salsa, ska y cuando nadie está mirando escucha un poco de bachata, merengue y reggeaton. A pesar de ser malo en los deportes es un campeón en Cranium y Life. Síguelo en Twitter @AlejoDiazRivera