2 de junio de 2015
Alejandro Díaz
Vivimos en la era del anti héroe, en donde las series más populares son protagonizadas por personajes con fallas morales y éticas. Vivimos en la era de la televisión en la cual las series deben ser oscuras y lo más cerca a la realidad. No hay mucho espacio para ser ideales ni utópicos. Vivimos en la era de Walter White, Jack Teller y Frank Underwood. Criminales a quienes queremos ver triunfar. También tenemos personajes como Liz Lemon, la familia Bluth y Selena Meyer quienes son pésimos seres humanos pero nos entretienen en cantidad. No hay muchas Leslie Knope’s (el mejor ser humano en la historia del universo) en la Televisión moderna.
Esto no es algo que critico. Por el contrario, he disfrutado mucho esta evolución. Pero, recientemente veía el programa Veep en HBO y observaba lo incompetente que es la administración. Esto me hizo reflexionar sobre House of Cards en donde (SPOILER ALERT) un asesino manipula la capital estadounidense para llegar a la presidencia. Llegué a la conclusión que ya no existen programas positivos sobre la política y la gobernanza. Full disclosure, no he visto Scandal pero supongo que no presenta la vida en Washington de una manera muy positiva.
The West Wing es la historia sobre el staff del presidente de los Estados Unidos. Su Chief of Staff, Secretario de Prensa, Director de Comunicaciones, sus subalternos y sus staffer’s. El programa no se concentraba en ningún personaje en específico, pero todos ellos eran las mejores versiones de lo que debían ser las personas que ocupan esas posiciones. Claro, todos tenían sus fallas, pero sus historias no se concentraban en sus peores momentos sino en cómo los superaban y su amor y pasión por servirle al pueblo. En el programa hay escándalos, discusiones y operaciones secretas inconstitucionales por el gobierno, pero la narrativa se enfocaba en el lado humano de estas. Por ejemplo, la decisión de asesinar a un líder terrorista. Debate que se sostuvo por más de un episodio en los cuales se enfocaron en el peso moral que sentiría el Presidente de decidir proseguir con el atentado. Mientras su Chief of Staff trataba de convencerlo, podíamos ver como su amistad de muchos años se veía afectada.
El presidente de esta Casa Blanca ficticia era el ganador del premio nobel en economía Jed Barlett, un demócrata de izquierda pero religioso. Citaba la biblia para apoyar el matrimonio entre homosexuales y entendía que las mujeres tenían el derecho de hacer lo que ellas mejor entendieran con su propio cuerpo. Un político que siempre hablaba con franqueza a sus oponentes sin faltarles el respeto. Como si fuese un cuento de hadas. Un economista que llegó a la más alta posición de su país. Barlett tenía sus fallas como hombre. No siempre fue el mejor esposo y tenía un temperamento fuerte. Además, que tenía la pedantería que esperan de un economista ganador del premio nobel. Pero, con todo y esto, cuando vean la serie harían lo que fuera por que él fuese el presidente. No siempre tomo las mejores decisiones pero si tomo todos los pasos correctos para llegar a sus conclusiones. Es lamentable que nunca veremos un líder como él, pero para eso tenemos la ficción, para fantasear de lo que puede ser nuestro mundo.