“Sticks and stones may break my bones, but words will never hurt me”
Es irónico como un refrán tan popular puede perder su relevancia al paso de los años. No es que dejó de ser cierto, los palos y las piedras nos pueden herir más que las palabras, al menos físicamente. Pero en la era punto com, donde toda persona que se atreva a expresar su sentir sobre x o y tema, se expone a ser juzgado por una cultura un poco extremista.
Hemos creados nuestra propia Inquisición en el siglo 21. En donde quien no se alinee con nuestros pensamientos, merece ser destruido!
Todos tenemos distintos puntos de vistas que defendemos con pasión. En especial a lo que creemos que no debería ser criticado. Temas como la religión, la política e inclusive la música de Ricardo Arjona, pueden destruir y arruinar familias, trazando la línea de la guerra si no eres parte del consenso colectivo.
He aquí donde brilla el especial de Dave Chapelle.
En su tercer especial de Netflix, el comediante famoso por su show en Comedy Central, donde tenía personajes polémicos como Clayton Bigsby (un líder extremista dentro del movimiento Ku Klux Klan que resulta ser ciego…y negro, sin este saberlo) se tira al vacío sin importar las consecuencias.
Si hablar de lo indebido fuese un arte, Dave Chapelle sería Da Vinci en esteroides.
El especial empieza con Chapelle cantando a cappella la canción ‘1999’ de Prince. Luego, sin avisar, dice un comentario “fuerte”, así marcando firmemente el tono de la noche. Como si nos estuviera advirtiendo que este show no es apto para el ‘cancel culture’ (la cultura donde todo lo que me ofenda debe ser cancelado).
“No podemos olvidar que Anthony Bourdain se suicidó. Él tenía el mejor trabajo, viajó por todo el mundo, comió platos exquisitos, junto a gente importante y con todo eso…se suicidó’ -explica Chapelle.
Lo primero que pensé fue: “Anda, pal. A Chapelle Twitter lo va acribillar”. Pero luego, cuando termina la anécdota y entiendes el punto de su historia, te das cuenta porque Chapelle es Chapelle y lo necesitamos más que nunca. Él nos da una bofetá diciendo cosas “indebidas” y que simplemente no se deberían mencionar. Para él no hay límites si la intención es hacer reír a la gente.
Y es que insultar o decir algo chocante por maldad es bien fácil. Lo difícil está en hacer comedia a través de una observación para cuestionar los límites sociales.
En arroz y habichuela: nadie está exento de la comedia.
Nadie está exento de la comedia.
Sin dar mucho spoilers, el comediante habla de Michael Jackson, del movimiento LGBTQ, Louis CK, MeToo, e inclusive hasta de su familia.
Volvemos, esto no es para todo el mundo. Pero si te ofendes, Dave te recuerda que fuiste TÚ quien decidiste darle click y verlo.
Chapelle no insulta o se mofa a las víctimas de algunos de estos sucesos. Los temas no son el punchline del chiste, son el puente para hacer una observación y criticarnos a todos por igual. Eso es lo que lo separa del resto de los mortales (no es lo mismo un tweet de odio a un stand up comedy bien escrito).
Esto me recuerda cuando en SNL estaban buscando a ver quién podía imitar a Steve Bannon, el ex director de estrategia de la Casa Blanca. Muchos hablaron de como Rosie O’Donnell era la candidata perfecta. Pero Lorne Michaels, creador y la última palabra del show, dijo (traducido y resumido): “al hacer un personaje, no puedes hacerlo por odio. Tu propósito es que sea gracioso. Porque si lo haces por odio, solo terminarás siendo cruel.”
Luego de ver el especial, decidí no leer ningún artículo sobre el mismo. Me bastó con ver dos titulares para saber que las reacciones iban a estar bien marcadas por los mismos dos bandos: los ofendidos que desean que Chapelle se arrepienta y sea juzgado a lo Cersei en Game of Thrones y los que lo amaron y lo defenderán hasta que corra la última gota de sangre.
Estoy claro que es casi imposible separar mi fanatismo y admiración por el comediante y ser subjetivo a la vez. Pero ese es el punto que David Khari Webber Chappelle quiere que entendamos.
Más allá de criticar o aplaudir, creo que el mensaje de Chapelle se encuentra en que no tenemos que irnos a los extremos y que cada cual está en todo su derecho a expresar su opinión. Tenemos que aprender a que no todo tiene que ser cancelado solo porque a ti no te guste. Si ponemos restricciones a la comedia, terminaremos perdiendo un aliado muy poderoso, al que repudia la hipocresía y nos recuerda que nadie es tan puro como parece. En especial en estos tiempos tan turbulentos en los que estamos viviendo.
Les recomiendo que lo vean con una mente abierta, listos a sentirse incómodos y a estar agradecidos de que aún podemos expresarnos libremente, sin una persecución, que sin duda alguna en otros países pagaríamos con nuestras vidas (deep, I know). Dave Chapelle solo quiere recordarnos que: “…words will never hurt you”.
ps: al terminar el especial pueden ver un epílogo llamado Punchline, donde el comediante responde preguntas abiertamente del público y nos explica algunos de los chistes y comentarios. Son 22 minutos donde podemos ver su lado humano, mucho más vulnerable de lo que estamos acostumbrados y de tener una conversación más real. Altamente recomendado.
Actor/Writer: Dave Chapelle
Director: Stan Lathan
Platform: NETFLIX
